GLOSSY

Los paradigmas de belleza van cambiando a través de los años.  Esta tendencia también se relaciona al cuidado de la piel. Si nos remontamos a los años 90s vamos a recordar que las publicidades constantemente hablaban del brillo en la piel como algo negativo o malo. Algo similar fue pasando con el cabello y se fue buscando constantemente el claim MATE tanto para el cuero cabelludo eliminando oleosidad como para los productos de finalizado.

Si nos basamos en las opiniones medicas en cuando a la piel y el cuero cabelludo recordemos que también es parte del manto de la piel, una piel que no brille no es saludable. La piel naturalmente posee un brillo natural que indica SALUD. Se fueron abandonando así ciertos tipos de productos que eran SECANTES o matificantes dando lugar a nuevas maneras de comunicar como SEBORREGULADOR o EQUILIBRANTE.

La tendencia glossy apunta a eso por un lado tener un cabello que brilla porque está sano, pero también en materia de styling a esos peinados de pasarela tirantes con un brillo superlativo cual una estrella internacional.

Esta tendencia atraviesa toda la cosmética ya que también se aplica a los maquillajes intentando lograr el efecto GLASS SKIN o piel de vidrio inspirado en los rituales de belleza coreana y el oily nails en uñas.

La cutícula capilar:

La cutícula del cabello es la capa más externa del tallo piloso que representa la primera línea de protección frente a las agresiones externas. Es, además, responsable de parte de la resistencia mecánica del pelo y controla la hidratación de la fibra capilar. Si tuviésemos que compararla a modo de ejemplo se asemeja a las tejas de un techo, son escamas superpuestas unas en otras.

La cutícula capilar consta de 8 o 10 capas que se adhieren entre ellas para proteger el interior del cabello. Costumbres como usar tinturas, decoloraciones y planchas hacen que se abran. Cuanto más rugosa es la superficie menos brillará

La keratina es una proteína (cadena de aminoácidos) presente en gran cantidad en el cabello y es la que perdemos en mayor porcentaje diariamente con los lavados, exposición solar y tratamientos químicos.

La clave está dada por los hábitos diarios. Si sometemos al cabello a temperaturas extremas como las del secador, planchita o buclera necesitamos protegerlo con protector térmico, oleos o cremas para peinar para mitigar el posible daño que generan.